miércoles, 24 de julio de 2013

El motivo de inspiración

Me he dado cuenta que últimamente solo escribo cuando estoy triste y, de hecho, empecé a escribir en los días más tristes de mi adolescencia. ¿Es, pues, mi tristeza motivo de mi inspiración? También es verdad que mis textos, relatos o poesías carecen de alegría y no reflejan una chica feliz aunque eso no significa que no lleve una vida alegre con mis amigos y mis fiestas.
Algún día me gustaría llegar a escribir un buen libro, de buena literatura, apta para adolescentes y adultos, así que animaré mis temas, seré creativa y algún día conseguiré publicar con frecuencia textos alegres, imaginativos, divertidos, románticos aunque sin quitar la tristeza y nostalgia...
Así que escribiré pronto, un bonito texto! 

domingo, 23 de junio de 2013

Esa rosa...

Esa rosa... fue el comienzo de todo. Empezó un día de primavera, tú viniste y me confesaste tu amor entregándome una rosa roja que aun conservo. Era el día más feliz de  mi vida pues yo te gustaba y tu me gustabas. Te entregué una caja de bombones que te había comprado queriendo demostrar mi afecto y amor, entonces me abrazaste y me besaste. Creí tocar el cielo. Fuimos a dar una vuelta por la ciudad que lucía una tarde primaveral donde se respiraba amor, compartimos los bombones, me compraste un helado y un pequeño koala de peluche, fuiste el chico atento y dulce que toda chica hubiera deseado. 
Llegamos a mi casa y te invité a pasar, aunque nunca lo hice para que sucediera eso... Nos sentamos en el sofá y me abrazaste, me besaste y me acariciaste con ternura, me tumbaste en la cama y seguiste besándome todo el cuerpo. No sabía que debía hacer, no podía pensar con claridad, así que simplemente me deje llevar y lo hicimos.
Al acabar te fuiste con prisas, no entendía nada pero no pregunté, solo te dejé ir. Cuando ya habías cerrado la puerta, me di cuenta que te habías dejado las llaves así que me vestí y corrí para traértelas. Al girar la esquina, te vi hablando con alguien y escuché, no debí hacerlo pero lo hice. Lo oí todo: solo otra chica más, otra aventura, sin tener en cuenta mis sentimientos. Me viste y te intentaste explicar, pero no había explicación alguna así que simplemente te tiré las llaves, me giré y con la cabeza bien alta me fui aunque de mis ojos brotaban millones de lágrimas.
¿Y ahora te odio? Sí, te odio porque te he querido pero me odio más a mi por haberlo hecho.

jueves, 9 de mayo de 2013

Pequeña bailarina

Dime pequeña bailarina,
dime tus motivos para vivir,
tus objetivos en esta vida,
razones para no morir;
pues en cada compás
de este sencillo vals
ves la realidad
donde hay la dificultad.
El tiempo pasa
con felicidad efímera
que hace perder la ilusión
al esperanzado corazón.
Y cada lágrima derramada,
inútilmente malgastada,
te deja sola en el salón
o llorando en tu rincón.
No llores bailarina,
inundas tu corazón
en un inútil llanto
que oculta tu pasión.
De nada sirve llorar,
a nadie le va a importar
en esta injusta vida.
Mas escucho la melodía
de tu día a día,
la música inacabada
de la bailarina esperanzada
que pasa los dias pensando
"Bailo y bailo para ti"
pero él no está mirando
y tu función está terminando.

martes, 30 de abril de 2013

Morir por morir

Es cuando tienes un cuchillo en mano y te miras la parte interior de la muñeca que ves realmente lo mal que estás y lo mucho que necesitas una ayuda. Ver que te tiembla la mano, que tienes ganas de acercar el cuchillo y ver la sangre deslizándose hasta la punta de los dedos te hace pensar si realmente vale la pena todo lo que estás pasando.
Y si lo pensamos bien, ¿quién somos nosotros para arrebatar la vida que nuestra madre creó con tanto esfuerzo?¿quién somos para herir a nuestros amigos y hacer que familiares y personas queridas derramen lágrimas por nosotros?. Somos los propietarios de nuestras vida, pero una vida puede cambiar la de muchas personas más y no tenemos el derecho de cambiar la vida de otra persona por egoísmo propio.
Cuando quieras morir, cuando quieras desaparecer, primero mira quien tienes a tu lado, la gente que te quiere te tenderá la mano, y te ayudarán siempre que lo necesites.

viernes, 26 de abril de 2013

Somos tontos

Os habéis preguntado alguna vez por qué hacemos cosas que, cuando las hacen otras personas, nos da rabia?
Lo vemos desde un punto de vista exterior, vemos que hacen cosas tontas, que se hacen daño y les decimos la verdad, pero cuando llega el momento, nosotros lo hacemos: hacemos las mismas tonterías, nos hacemos daño y la persona que está a nuestro lado nos lo dice.
Entonces... por qué continuamos hiriéndonos? La respuesta es fácil: somos tontos. 
Siento si os sentís insultados, pero yo creo que hago cosas tontas. Nos dejamos guiar por sensaciones, sentimientos y, aunque nuestro cerebro ha razonado la respuesta lógica, correcta y que nos hará menos daño, no lo vemos y entonces es cuando nos hieren.
Luego llega cuando maduramos, pero lo seguimos haciendo, porque madurar no es dejar las tonterías, dejar de tener sensaciones y corazonadas, en mi opinión, madurar, es aceptar que te has equivocado y enfrentarse a la cagada con valentía y razonamiento, porque será entonces cuando veremos las cosas con lógica y cerebro, entonces seguiremos nuestro camino preguntándonos por qué fuimos tan tontos y dejamos que todo eso pasara. 
Lo importante en estos casos es tener a esa persona que siempre te apoya, ese amigo, amiga o pareja, que, aunque te habrá advertido mil veces que sufrirás y te habrá recomendado que no hagas cosas que igualmente habrás acabado haciendo, estará a tu lado cuando lo necesites.

lunes, 22 de abril de 2013

"Sant Jordi"

Vamos a cambiar la temática, vamos a ser alegres!

Y fue entonces cuando la vio; ella era la chica más preciosa del mundo: su pelo color oro llegaba hasta su cintura de avispa, sus ojos color caramelo encandilaban a quien osara mirarla, las mejillas de tono rosa pálido eran más bonitas cuanto más sonreía ella y sus labios pintados daban ganas de morderlos con dulzura pues su tono melocotón parecía comestible. Su belleza le atrajo en seguida, y sin pensarlo, dejando su vergüenza y timidez a un lado, fue a saludarla.
-Hola- le contestó animada.
Su voz le encandiló, ella no podía ser una chica normal, ella era un ángel aterrizado en su camino para hacer que creyera en el amor.
-Lo siento, me tengo que ir. ¡Por cierto, soy Alice, encantada!- Dio media vuelta y se fue corriendo hacia sus amigos.
Había blasfemado. un ángel tendría que servirle y besarle los pies, ella era algo mucho mejor. Dulce, bonita y con un cuerpo de infarto.
Solo quedaba una semana para Sant Jordi así que se prometió a sí mismo enamorarla en una cuenta atrás donde cada día la conocería, dejaría conocerse y se convertiría en la princesa de su reino. No necesitaba mucho: paciencia, dulzura, amor y su autenticidad que le daba un atractivo diferente.
Eso se prometió a él mismo, pero no hizo nada de lo que pensó. No le compró un peluche, no le mandó una carta hablando del amor, nunca le habló más de un hola o adiós... algo realista, cosas que las personas se prometen y que nunca hacen. Simplemente llegó el día y lo único que pudo hacer él fue comprar una rosa, y pensar toda una mañana que decirle hasta que llegó el momento. Por la tarde, cogió a Alice y sin dejarla preguntar ni comentar nada, él empezó a hablar:
-No me conoces, ni te conozco, solo sé que lo poco que conozco de ti roza a la perfección física, tu dulzura supera el sabor de cualquier caramelo y tu sonrisa revive a la flor más marchita. Incluso tu nombre,  Alice, tiene una sonoridad dulce y bonita en perfecto acorde con tu apariencia. No te pido un amor espontaneo ni una relación reciente, solo te pido que me permitas conocerte y, con el tiempo, demostrarte que eres la chica más bonita y más perfecta de mi mundo. - dijo él entregándole la rosa y dando media vuelta.
-Espera... ¿como te llamas?- preguntó Alice ruborizada
-David- respondió con el corazón a mil pulsaciones por minuto.
-David...yo no prometo nada, no sé si llegaré a sentir por ti lo que tu siente por mi, pero yo deseo conocerte, deseo ser tu amiga, y deseo corresponderte algún día porque llevo buscando a mi príncipe azul, a alguien como tú, desde hace tiempo.
Los días, semanas y meses fueron pasando. Ellos se hicieron amigos y se conocieron con el tiempo.Y aunque la historia pueda parecer bonita, aunque todo el mundo piense que tendrá un final feliz... Nadie lo sabe, simplemente ellos fueron felices, celebraron el día de Sant Jordi juntos cada año y pasó el tiempo.

¿Quién dice que solo se es feliz con amor?


jueves, 18 de abril de 2013

Usad la imaginación

Fue entonces cuando él me empujó con ferocidad y sensualidad contra la pared, se quedó muy cerca de mis labios hasta notar mi aliento y deslizó su boca, rozando mi mejilla, hasta llegar a mi oreja que sentía su respiración causándome inquietud. Sin esperarlo, lamió mi oreja acelerando mi respiración y sonrió con picardía. Se distanció un poco de mi y, cuando creí que su juego había terminado, empezó a besarme con ferocidad haciendo que mis piernas empezaran a temblar, así que él me cogió y me tumbó en el sofá. Se quedó mirándome mientras mi respiración salia entrecortada, pero no tuvo piedad... Se acostó a mi lado y puso su mano en mi cintura acariciándola con dulzura mientras que, con la otra, me cogió las manos con firmeza. Iba besándome y mordiéndome el cuello, cuando pensaba que mi respiración no podría ser más fuerte, él subió su mano por debajo de mi camisa, abandonando mis caderas y acariciando mi seno. Siguió jugueteando con mi pecho, mi cuello, siguió besándome... Su respiración era cada vez más fuerte y acelerada hasta que, de su boca, se oyó un "no puedo más" al principio no entendido por mi.
De golpe se puso encima de mí con una rodilla a cada lado de mi cintura y se quitó la camiseta dejando al descubierto un torso poco marcado pero firme. Cogió de nuevo mis manos que en ese momento cubrían mi cara ruborizada y, con la otra mano, desabrochó bruscamente mi camisa que escondía el modesto busto cubierto por un sujetador de encaje preparado para esa ocasión. Me pareció oír un "que dulce" mientras su dedo recorría desde mi obligo hasta el sujetador que su mano desabrochó por delante con un ágil movimiento. Volvió a acercar sus labios a mi cuello mordiéndolo y dejando pequeñas marcas que sacaban gemidos inaudibles de mi boca. Empezó a bajar la boca hasta lamer la parte más sensible de mi pecho y prosiguió besándome hasta llegar al pantalón. Noté mi entrepierna caliente y húmeda a causa de sus besos y sus mordidas. Con las dos manos desabrochó mi pantalón y me levantó las piernas para quitármelo.Mis braguitas expuestas tenían una mancha causada por él que hizo que me avergonzara y tapara mi cara. Me dijo que era adorable y por eso no tendría piedad, así que se desabrocho el pantalón, sin quitárselo, y se tumbó encima de mí abriéndome las piernas de modo que la parte más caliente de nuestros cuerpos se rozara. Empezó a balancear su cuerpo con un movimiento que me excitaba y me sacaba gemidos haciéndome sentir impotente pues mi cuerpo no reaccionaba. Sentirme atada y dominada me gustaba, deseaba que no me dejara, que fuera agresivo. Tenía una respiración fuerte y sexy tapada por mis gemidos y mi respiración entrecortada. 
Me quitó las braguitas, cada vez más húmedas, y entonces una mano me cogió las muñecas y la otra bajó e introdujo dos dedos en mi sin dificultad a causa de mi excitación. Movía su mano con un ritmo constante que mi cuerpo deseaba cada vez más... pero con un considerable esfuerzo liberé mis manos para frenar la suya, me acerqué a su oreja, con dificultad a causa de mi temblor de piernas, y le susurré que estaba preparada. Mi cuerpo lo pedía en silencio, quería mostrarle mi amor, deseo y pasión. Me miró con ojos tiernos, pero su sonrisa le delató: no quería ser dulce, quería poseerme de manera salvaje y yo también deseaba que lo hiciera. 
Entró en mi y un dolor persistente se situó en mi intimidad, las lágrimas querían brotar de mis ojos pero yo no lo permití. Le rodeé el cuello con los brazos y le sonreí mientras derramaba lágrimas que no habían obedecido mis preferencias. Él empezó a moverse lentamente pero cada vez. Cada vez me gustaba más, y mis pequeños gemidos se convirtieron en gemidos de placer constante. A su vez, su respiración mezclada con gemidos masculinos provocaban que lo deseara más y más. Paró un momento y me preguntó si estaba bien con una voz deseable que me hizo actuar sin pensar sentándole en el sofá y mordiéndole el cuello con inocente ferocidad. Me cogió con facilidad, me puso de espaldas a él y, sentados, se volvió a introducir en mí. Se me escapó un fuerte gemido mientras él se movía sin poder contenerse. Con una mano, rozaba mi pecho, con la otra, mis labios y, con su boca, me mordía cuello y hombros. Nuestros gemidos, mezclados con un jadeo constante, eran más fuertes e intentos cuanto más tiempo pasaba dentro de mi.
De repente, él me estrechó entre sus brazos con mucha fuerza y un ardiente calor en mi intimidad hizo que llegara al clímax escapándose de mi boca un gemido final que acabó con una respiración de cansancio. 
Después de eso, nos tumbamos en el sofá mirándonos a los ojos mientras él me acariciaba la mejilla sonriendo. "Te quiero", me susurró...